jueves, 24 de marzo de 2016

Virtudes y Vicios

Existen dos clases de virtudes: virtudes éticas y virtudes dianoéticas. Ambas expresan la excelencia del hombre y su consecución produce la felicidad, ya que ésta última es "la actividad del hombre conforme a la virtud". A través de las virtudes el hombre domina su parte irracional.

Las virtudes éticas
Son adquiridas a través de la costumbre o el hábito y consisten, fundamentalmente, en el dominio de la parte irracional del alma (sensitiva) y regular las relaciones entre los hombres. Las virtudes éticas más importantes son: la fortaleza, la templanza, la justicia.
Las virtudes dianoéticas
Se corresponden con la parte racional del hombre, siendo, por ello, propias del intelecto (nous) o del pensamiento (nóesis). Su origen no es innato, sino que deben ser aprendidas a través de la educación o la enseñanza. Las principales virtudes dianoéticas son la inteligencia (sabiduría) y la prudencia.
Veamos porqué hace Aristóteles esta distinción.

LA VIRTUD COMO HÁBITO O DISPOSICIÓN DEL ALMA
La virtud no es innata al hombre, como lo son las pasiones, instintos o tendencias. Si fueran propias de nuestra naturaleza, todos seríamos virtuosos por el mero hecho de ser hombres, y esto, desde luego, no ocurre. pero aunque no es un don de la naturaleza, la virtud tampoco es una ciencia, como sostenían los socráticos y Platón. No por conocer qué es el bien o qué es la justicia somos buenos o justos. No realizamos la templanza por el mero hecho de tener conocimiento sobre qué sea ella.
La virtud implica voluntad, obrar a sabiendas, con conciencia. No pertenece ésta sólo al orden del lógos, sinó también e inevitablemente al ethos, la costumbre, el hábito.
Las virtudes se adquieren a través de la costumbre, el ejercicio y el hábito.
Nos acostumbramos a algo cuando repetidamente obramos de tal manera que se covierte en un hábito de nuestra conducta. No podremos ser justos sólo conociendo qué es la justicia. Debemos ejercitarla y a practicarla hasta convertirla en un hábito de nuestro comportamiento. Únicamente practicando la justicia, se puede llegar a serlo.


LA VIRTUD COMO TÉRMINO MEDIO
La virtud implica también una cierta medida, un cierto orden entre el exceso y el defecto. Aristóteles intenta objetivar la virtud: ésta ha de situarse en un término medio entre dos vicios, uno por exceso y otro por defecto.
Así, el valor es un medio entre la cobardía y la temeridad, y la generosidad será el justo medio entre la prodigalidad (exceso) y la avaricia (defecto).

La virtud introduce el equilibrio, la mesura y no la mediocridad. Pero ¿Cómo definir el justo medio? ¿Hay una medida objetiva e impersonal o ha de definirse en función de cada individuo y situación?
¿Todas las cóleras son injustas y viciosas? ¿Podría haber alguna cólera justa?
Según Aristóteles no hay una medida impersonal para definir en cada situación el justo medio. Cada hombre debe ser juez tal y como lo haría siempre un hombre sabio y prudente.

"La virtud es una disposición adquirida de la voluntad, consistente en un justo medio relativo a nosotros, el cual está determinado por la regulación recta tal y como lo determinaría el hombre prudente" 

Aristóteles hace un recurso a la autoridad del "hombre prudente" porque sabe que ninguna definición universal y general de la moralidad abarcará todos los casos concretos y particulares. No es posible, con una fórmula, preveer la acción moral óptima en cada caso.
Sólo la experiencia de los hombres y su inteligencia prudente podrán determinar en cada caso la opción moral adecuada.



LAS VIRTUDES MORALES
La templanza es el término medio entre el libertinaje y la insensibilidad. Consiste en la virtud de la moderación frente a los placeres y las penalidades.
La fortaleza es el término medio entre el miedo y la audacia. (Etica Nic. 1115a).
La generosidad es un término medio en relación con el uso y posesión de los bienes. La prodigalidad es su exceso y la avaricia su defecto.

LA JUSTICIA
La justicia consiste en dar a cada uno lo que es debido.
Hay dos clases de justicia:

La justicia distributiva, que consiste en distribuir las ventajas y desventajas que corresponden a cada miembro de una sociedad, según su mérito.
La justicia conmutativa, que restaura la igualdad perdida, dañada o violada. a través de una retribución o reparación regulada por un contrato.


LAS VIRTUDES DIANOÉTICAS
La más importante de las virtudes dianoéticas es la prudencia (phrónesis). Ésta consiste en la habilidad intelectual de discernir entre cosas que no son necesarias y pueden ser o no ser. Esta virtud es la guía de las demás virtudes morales , aquella que indica qué medios son necesarios para alcanzar los fines propuestos y procurarse el bien.

Moral






En el mismo plano que la ética está la moral. Es decir, el ser humano es un ser que tiene moral porque tiene el poder de reflexionar sobre aquello que está bien hecho y aquello que está mal hecho de acuerdo con el criterio de la rectitud. La moral muestra que el obrar virtuoso es aquel que perfecciona al ser humano a través de la realización del bien. La realización del bien se convierte en hábito cuando una persona interioriza una actitud concreta. La realización del bien eleva al ser humano por encima de sí mismo. Mientras que existen otros aspectos que tienen un valor de medio en relación con un fin, la realización del bien es un fin en sí mismo, es decir, una actitud recta que produce satisfacción interior, bienestar y felicidad.
La moral remite al plano de la conciencia, es decir, al mayor ámbito de intimidad de un ser humano precisamente, porque solo un ser humano puede conocer en profundidad sus actos y los motivos por los que ha obrado de determinada forma. La moral está muy vinculada con la formación ya que es importante educar a las personas para poder inculcar valores. Un proceso formativo que comienza en la niñez en primer lugar, en el hogar y en segundo lugar, en el colegio.


Existen muchas formas de comportarse ante un hecho determinado de acuerdo a la libertad personal. La moral ayuda a concretar qué acciones son buenas en sí mismas y qué acciones no lo son. La moral tiene influencia incluso en la educación de los niños como muestra el hecho de que el castigo es un método pedagógico que tiene un papel correctivo con el objetivo de enseñar a los niños a diferenciar entre aquello que es correcto y aquello que no lo es.

Existen acciones que son buenas moralmente y que son las que suman felicidad a nivel personal. De hecho, también conviene puntualizar que realizar una buena acción al día es una buena terapia para potenciar la alegría personal en la vida. En algunos casos, la moral también está vinculada con la religión en tanto que las personas que tienen una creencia religiosa interiorizan una serie de normas en su vida. Normas que ofrecen un valor de rectitud en el obrar. La moral también está influenciada por aspectos culturales.

La realización del bien requiere de un compromiso firme con el bien. Es decir, realizar el bien también implica esfuerzo, constancia y capacidad de ser más fuerte que una tentación y una debilidad. Si no tuviésemos que tener fortaleza para realizar el bien, entonces  practicar acciones correctas no tendría ningún mérito.


La ética de Marx

La ética marxista se origina de la teología, la filosofía, la biología, la economía, y la historia marxista. Mientras que los humanistas seculares tienen problemas para llegar a un consenso con respecto a sus creencias éticas, los marxistas no—principalmente debido a su determinado enfoque hacia todas las cinco disciplinas referidas al principio. Este enfoque está hecho por en el materialismo dialéctico y la lucha de clases. Aunque no existe ninguna base absoluta para los ideales éticos marxistas, la mayoría de los marxistas creen que la visión dialéctica de la lucha de clases es base suficiente.

Ética Marxista

Ética marxista corresponde a la ideología creada por Carlos Marx en la cual toda la sociedad debe tener el mismo nivel social, para el no deberían existir las clases sociales, no obstante el estado es el encargado de acaparar todas las riquezas del pueblo mientras este permanece viviendo con lo más mínimo.

Según la definición de Marx, nuestro estatus social y económico está siempre cambiando, de acuerdo a las leyes de la dialéctica, así que nuestras ideas acerca de la moral también deben estar en un estado de cambio continuo.

Sin embargo, cuando todas las diferencias de clases sean borradas, la visión de la moral marxista necesariamente tendrá que cambiar de nuevo, porque promover una lucha de clases ya no será la necesidad moral inmediata. Decimos "inmediata," porque la dialéctica es un proceso eterno que conlleva una lucha continua de tesis/antítesis.

La nueva sociedad sin clases determinará la nueva moral, así como esta evolución hacia una sociedad sin clases dicta la moral de hoy. Para los marxistas, la moral es la conducta que armoniza con la historia a medida que fluye hacia una sociedad sin clases y más allá


Características de la ética marxista

la ética marxista corresponde a la ideología creada por Carl Marx, quien es el continuador de 3 corrientes ideológicas esenciales del siglo XIX: La filosofía Clásica Alemana (Hegel), La economía Política Inglesa y el Socialismo Francés. Esta ideología fue heredada por Hegel a Marx y este la modificó transformándola en la dialéctica histórica que plantea que toda la sociedad debe tener el mismo nivel social, para él no deberían existir las clases, esta doctrina exige ser libre de cabeza, corazón y cartera integrándose a una ideología solidaría con renuncia a la propiedad y disfrute del usufructo que la propiedad origina, no obstante el Estado es el encargado de acaparar todas las riquezas del pueblo mientras éste permanece viviendo con lo más mínimo. Este tipo de filosofía se podía aplicar en el siglo XIX donde las monarquías tenían oprimido al pueblo sin beneficio de nada, cada hombre debía trabajar y trabajar, sin descanso no dejando espacio para si mismo dándole todas las riquezas a otra persona.


Hoy en día, aunque existen estados parecidos se pueden conseguir los recursos necesarios para una vida digna.
El marxismo persigue una mayor justicia social, superando el sistema capitalista, creando un nuevo orden en la sociedad, suponiéndose que este nuevo orden tendría que ser una nueva moral que lograra desplazar a la moral capitalista para una sociedad más igualitaria.
La moral marxista trata de identificar lo bueno y lo malo según la actitud que tiene cada individuo en la sociedad, enfocándose aún más en la clase proletaria. Siendo considerado bueno, todo aquel pensamiento que se centre en el bien del proletariado en general, siendo malo todo lo orientado a un interés egoísta, siendo considerado solo yo, oponiéndose a los intereses colectivos de una clase proletaria. Es por esto que el sentimiento solidario y el sentimiento egoísta son polos extremadamente opuestos dentro del marxismo

miércoles, 23 de marzo de 2016

La ética de Nietzsche

Desarrolla una ética de la autorrealización, del desarrollo de sí mismo. Se trata, por tanto, de una ética material. Entiende la felicidad como creación de sí mismo, como autocreación en el juego de la experiencia sin límites. La ética de Nietzsche tendría dos momentos:
• La crítica a la moral.
• El nihilismo como alternativa. La crítica a la moral. Para Nietzsche la moral es una fuerza terrible y engañadora que ha corrompido a la humanidad entera. La moral es la gran mentira de la vida, de la historia, de la sociedad. En “La genealogía de la moral”, Nietzsche trata de desenmascarar la moral. Para ello, enfoca la moral desde un doble punto de vista.

1- Etimológico: busca las raíces de laspalabras “bueno” y “malo” y encuentra que su significado ha cambiado respecto a lo que significaron en un principio. Bueno significaba “noble”, “dominador”, “de clase o rango superior” , “aristócrata” (areté, bonus, gut) y malo era el débil, el simple, el vulgar, el plebeyo, el sometido o de rango inferior.

2- Históricamente: Nietzsche investiga el origen de los conceptos “bien” y mal”. En su origen encuentra una doble moral:

2(A- La moral de los señores: es la de los fuertes, creativos, dominadores. Estos forman una casta o clase social que se impone a la clase de los débiles, de los inferiores, de los vulgares y sometidos. El dominador ama la vida, es duro para sí y para los demás, y desprecia la debilidad y la cobardía, el miedo, la humildad y la mentira. No se compadece ni es piadoso.

2(B- La moral de los esclavos privilegia la igualdad, la compasión, la dulzura y la paciencia. Es propia de los oprimidos y los débiles que a menudo desprecian esta vida y se refugian en al más allá. Según Nietzsche, se haproducido una transmutación de los valores. La búsqueda socrática del universal, y la aportación judeocristiana de la misericordia y la compasión ejecutaron una traición sobre la moral de los señores, imponiendo una moral de esclavos como alternativa. Hechos históricos como la revolución francesa o la expansión de la democracia vienen a verificar y confirmar esta traición. La inversión o transmutación de los valores está consumada y Nietzsche reivindica la moral de los señores. La moral y la religión son engaños, traiciones,imposiciones.

 

Nihilismo

El nihilismo es una corriente filosófica y es aquella que se basa en la presunción de que nada puede ser conocido, entendido o sabido ya que la vida no posee ningún tipo de significado a descifrar. Esto quiere decir que el ser humano no está sujeto o no es dependiente de los valores, creencias de ningún ente superior ya que, de todas maneras, no puede conocerlo a ciencia cierta.
El término nihilismo proviene del latín, idioma en el cual nihil significa ‘nada’. Entonces el nihilismo se entiende como la negación de todo lo existente o, en otras palabras, la nada. Uno de los elementos más importantes de el nihilismo es la negación de varios aspectos de la vida humana, e incluso de la vida misma. Para los nihilistas, la vida no posee ningún significado merecedor de ser conocido, interpretado o descifrado, como tampoco lo tiene la moral o la religión.

La ética de Sartre

La obra filosófica de Sartre se puede dividir en tres períodos. El primero, marcado por la influencia de la fenomenología de Husserl. El segundo, marcado por la adopción de una postura atea y la asimilación de los presupuestos del existencialismo, siguiendo en este último aspecto las reflexiones de Heidegger respecto a la ontología de la filosofía de la existencia. Y el tercero, marcado por el intento de sintetizar el existencialismo con una visión crítica y alejada de las ortodoxias dominantes del marxismo. Por lo demás, hay que tener en cuenta de forma general la actividad literaria de Sartre, continuada a lo largo de toda su vida, así como la actividad periodística y su constante preocupación por las cuestiones sociales y políticas, que hicieron de él un modelo de referencia para los intelectuales comprometidos con la lucha contra la injusticia y las contradicciones sociales de su tiempo.

a) El periodo fenomenológico

Tras su estancia en Berlín como becario del Instituto Francés, habiendo estudiado sobre todo la filosofía de Husserl, los primeros escritos de Sartre, escritos entre los años 1936-1940, tienen una orientación claramente fenomenológica. Así ocurre, por ejemplo, con su primera obra, "La trascendencia del Ego", en la que se discute la naturaleza de la conciencia, distinguiéndose de la posición adoptada por Husserl pero en clara dependencia con los planteamientos fenomenológicos. Lo mismo ocurre con sus otras obras, filosóficas o literarias, de la época, centradas las primeras en el interés por la psicología, adoptando una postura crítica respecto a las escuelas psicológicas de su tiempo, y que llevan los significativos títulos de "La imaginación" y "Lo imaginario". Y respecto a las segundas, baste citar "La náusea".

b) El período existencialista

En los años posteriores, hasta 1952, la actividad filosófica de Sartre se vuelve hacia el existencialismo que, a partir de la publicación de "El ser y la nada", le van a convertir en el principal, o al menos en el más popular y conocido, representante del existencialismo. El conocimiento de los principales elementos de su pensamiento existencialista, que se desarrollan posteriormente, constituyen el objeto de esta exposición, lo que se advierte explícitamente para dejar constancia de las deliberadas limitiaciones de este trabajo.

c) El período marxista

Sin que se pueda decir que abandona las tesis más radicales del existencialismo, Sartre, a partir de los años 60 y hasta el final de su vida, orientará su actividad hacia el marxismo. No, ciertamente, hacia las formas más ortodoxas de marxismo, pero mostrará públicamente su interés hacia los países en los que el marxismo se constituyó en una forma de poder político, aunque sin escatimar las críticas, especialmente en aquellos aspectos en que un regimen totalitario choca con su concepción existencialista del ser humano como libertad. De esta época datan obras tan importantes como la "Crítica de la razón dialéctica", considerada por algunos como la declaración de su ruptura con el existencialismo, apreciación probablemente exagerada.

El existencialismo de Sartre

El existencialismo es un movimiento filosófico que se desarrolla a partir de 1927, con la publicación de "El ser y el tiempo", de Martín Heidegger, y que alcanzó su máximo esplendor en los años 40 del presente siglo, para decaer hacia la década de los 60. Su fundamental principio filosófico es el análisis de la existencia humana como punto de partida para cualquier ulterior reflexión sobre lo real. Como precursores de este movimiento hay que citar a Kierkegaard, quien influye poderosamente en el ambiente intelectual pre-existencialista, aportando numerosos temas de reflexión, y a Husserl, no tanto por el contenido de sus doctrinas como por el uso que harán algunos existencialista (como Heidegger) de su método fenomenológico. Como lugares comunes del existencialismo podemos reseñar los siguientes puntos:
  • a) Todas las filosofías de la existencia arrancan de una llamada "vivencia existencial", que es entendida de diversos modos por los existencialistas: como fragilidad del ser", como "marcha anticipada hacia la muerte", o como "repugnancia o náusea general".
  • b) Su tema principal de investigación es la existencia, entendida como '`un modo de ser particularmente humano". El ser humano es, pues, el único animal que tiene existencia, en ese preciso sentido.
  • c) La existencia es concebida como una actualidad absoluta, no como algo estático, de lo que se pueda decir que es, sino como algo que se crea a sí misma en libertad, que deviene, que es un proyecto. La existencia, por lo tanto, es algo que pertenece sólo a los seres que pueden vivir en libertad.
  • d) En consecuencia, el ser humano es pura subjetividad, es decir, puro despliegue de su capacidad creadora, de su capacidad de ser para sí mismo, de su propio hacerse, de su "existir ". El ser humano se crea libremente a sí mismo, es su libertad.
  • e) Pero pese a su subjetividad el ser humano no queda cerrado en si mismo, sino que se halla esencial e íntimamente vinculado al mundo y, en especial, a los demás seres humanos. En su real y efectivo hacerse, la existencia deviene "co--existencia".
  • f) La distinción entre sujeto y objeto, tal como es planteada por la metafísica tradicional, es también rechazada por los existencialistas, entre quienes prevalece la vivencia de la realidad sobre el conocimiento de la realidad. Y en esa vivencia la oposición sujeto/obieto queda anulada.
La realidad es vivida fundamentalmente mediante la angustia, es decir, por medio de aquello por lo que el ser humano se da cuenta de su finitud y de la fragilidad de su posición en el mundo. La angustia se presenta como el modo en que el ser humano accede al fondo último de la realidad. No olvidemos las condiciones históricas que acompañan el surgimiento del existencialismo: entre la primera y la segunda guerra mundial.
Distingue Sartre en el mundo dos tipos de realidades o entes, los que son "en-sí", y los que son "para-sí". Entre estos últimos se encuentran los seres humanos, en cuanto son conscientes de su propio ser, en cuanto existen, en el sentido anteriormente señalado. Los demás seres simplemente son. El ser humano, siendo consciente de su propio ser, y precisamente por ello, existe, ¿Cuál es, pues, el ser del ser humano, el ser del para-sí? E'l ser del ser humano es la nada, tomada en su sentido más literal.
¿Cómo llega Sartre a alcanzar esta respuesta? El análisis de la conducta humana, basado en cierto modo en la filosofía de Heidegger, le lleva a Sartre a descubrir en el ser humano la posibilidad que éste tiene, frente a los demás seres, de contestar con un no, es decir: le lleva a descubrir al ser humano como posibilidad de negar. La interrogación nos descubre un nuevo componente de lo real, la negatividad. Pero ¿dónde está el origen de esta nada? No puede originarse en el ser en-sí, puesto que la noción de ser en-sí no contiene en su estructura la nada: el ser en-.sí es pura positividad. La idea de la nada tiene que venir, en consecuencia, del otro único tipo de ser, del ser para-sí, única realidad que queda, excluido en ser en-sí. Dice Sartre:
 Debe, por tanto, existir un ser - que no puede ser el para-sí - y que tenga como propiedad el níhilizar (negar) la nada, soportarla en su ser y construirla contínuamente de su existencia, un ser por el cual la nada venga a las cosas.
Pero, para ser el creador de la nada, el ser humano debe albergar en si mismo la nada: el ser del ser humano, en definitiva, es la nada. No hay que entender esta nada como si el ser humano en si mismo fuera absolutamente nada: en el ser humano hay un en-sí, es decir, su cuerpo, su "ego", sus costumbres... Pero lo específicamente humano es su no determinación, su libertad, su nada. Sartre nos dice, además, que el para-sí (el ser humano) se caracteriza por tres tendencias:
1) tendencia a la nada
2) tendencia al otro 
3) tendencia al ser
La tendencia del ser humano a la nada se descubre en la conciencia y en la libertad. Esta no es una propiedad del ser humano sino que es su propia esencia. Con ello nos quiere decir que no es cierto que exista primero el ser humano y luego se diga de él que es libre, sino que no hay, estrictamente hablando, diferencia alguna entre el ser del ser humano y el ser libre del ser humano: el ser humano es su propia libertad.
De la identificación del ser del ser humano y su propia libertad se deducen dos consecuencias importantes para la concepción del ser humano en Sartre, En primer lugar, el ser humano, como tal, no posee naturaleza alguna predeterminada, no se identifica con una esencia determinada: su esencia es su libertad, es decir, la indeterminación, la ausencia de toda determinación trascendente. En segundo lugar, la existencia precede necesariamente a la esencia, hasta el punto de que la esencia del ser humano (del para-sí) es su propia existencia.
¿Cómo llegamos a la conciencia de la libertad? La libertad se revela en la angustia:En la angustia adquiere el ser humano conciencia de su libertad o, si se prefiere, la angustia es el modo de ser de la libertad como conciencia del ser. La angustia es la forma que tiene el ser humano de darse cuenta de lo que es, es decir, la forma de darse cuenta de que no es nada. El ser humano huye de la angustia y de este modo trata también de sustraerse de su libertad. Pero el ser humano no puede liberarse de la angustia, puesto que es su angustia, y por eso tampoco puede escapar de su libertad. El ser humano está, por ello, condenado a ser libre.

Hedonismo

El hedonismo es una corriente filosófica que propone el placer como objetivo supremo de lograr el bien, esto quiere decir que el placer resulta ser el fin supremo de la vida y por tanto orientarán toda su existencia a la búsqueda del placer y la supresión de una cuestión que ciertamente se contrapone al placer: el dolor.
Según el hedonismo todo aquello que hace el hombre resulta ser un medio para conseguir alguna otra cosa, únicamente al placer el hombre lo buscará por si mismo.
El llevar a cabo una vida hedonista tiene otras cuestiones: tomarse un tiempo para el disfrute, darse gustos cuando los necesite, más bien disfrutarlas y listo, e incentivar la curiosidad.
Por lo tanto, eta corriente filosófica nos dice que el ser humano debe tener placer para estar bien.

La ética de Zenón

«Entre el placer y el dolor lo que único que que importa es la virtud.»  Esta es, en dos palabras, la ética de Zenón. Como si dijéramos: entre que a uno le duelan los dientes y hacer el amor con Kim Basinger, en teoría, uno no debería ni tan sólo percatarse de la diferencia, o, al menos, prestarle apenas atención.
El Bien y el Mal sólo guardan relación con el espíritu; en cambio, todas las demás cosas tienen relación con el cuerpo y son moralmente indiferentes, ya sean las positivas (vida, salud, belleza, riqueza, ) o las negativas (muerte, enfermedad, fealdad y pobreza).
Los entes se dividen en buenos, malos e indiferentes. Los buenos son: inteligencia, templanza, justicia, valor y todo lo que es virtud. Los malos son: estupidez,
desenfreno, injusticia, cobardía y todo lo que es vicio Los indiferentes son: la vida y la muerte, la celebridad y el anonimato, el dolor y el placer, la riqueza y la pobreza, la salud y la enfermedad y cosas similares a éstas.
Por lo que hace a los indiferentes, los estoicos nos conceden (favor que nos hacen) el poder distinguir entre valores preferibles y no preferibles. Un beso, por ejemplo, es considerado preferible a una bofetada, siempre que no perjudique un valor moral. Lo importan dice Zenón, es conservar en toda situación la impasibilidad (apátheia), es decir la independencia de las pasiones. «La pasión es una cosa que nos aleja de la razón y es contraria a la naturaleza del alma.» Los verdaderos bienes son sólo los morales, o sea los que se encuentran en armonía con el 
logos.Para quien ya lo hubiera olvidado, el logos es la racionalidad innata a la naturaleza que tiende a llevar a universo a un nivel de perfección.
Entre las pasiones, cuatro son las más peligrosas el placer, el dolor, el deseo y el temor. Después habría unas setenta más, pero dado el carácter ligero de esto texto, evitaremos dar una lista completa.
Como ya habían dicho los cínicos, los hombres dominados por las pasiones son los insensatos. El Sabio en cambio, es feliz en todas las situaciones. Dice el estoico: «Puedes meterme en la cárcel, torturarme, asesinarme, ¿y qué? ¿Qué crees que has hecho? Come mucho, serías capaz de privarme de la vida, pero no de modificar mi alma.»" «Anito y Meleto pueden matarme, pero no ofenderme.»" El Sabio, en cuanto carente de necesidades, es el único hombre verdaderamente rico, libre y rey y señor absoluto de sí mismo.
El estoico no es virtuoso para hacer el bien, sino que hace el bien para ser virtuoso. Por lo demás, es inflexible consigo mismo y con los demás. Considera
defecto la piedad, una debilidad propia de mujeres de poco valor. « La misericordia forma parte de los defectos y de los vicios del alma: misericordioso es el hombre tonto y frívolo. El sabio no se conmueve por nada y no perdona a nadie una culpa cometida. No es de nombres fuertes el dejarse vencer por súplicas y permitir que nos aparten de una justa severidad.
En resumen, a un estoico es mejor perderlo que encontrarlo. El problema es que hay muchísimos en circulación.



La ética de Socrates

En la concepción ética socrática todos los hombres son buenos por naturaleza y cuando alguien actúa mal, lo hace por ignorancia: Nadie hace el mal a sabiendas.

El afán inclaudicable y de por vida de Sócrates era liberar a las personas de la ignorancia para poseer el verdadero bien, alcanzar la felicidad, y lograr corregir las costumbres, los vicios, defectos y debilidades de los hombres que tanto daño hacían a la sociedad de entonces. Sócrates pensaba que las cosas humanas son buenas en el grado y medida que conduzcan al conocimiento y dominio de sí mismo, a la virtud o sabiduría y a la felicidad. Y el hombre es feliz en la medida que es virtuoso y está obligado a practicar la virtud por las leyes: escrita para los deberes cívicos, no escrita para los deberes del orden natural. 

Sócrates se preocupa en todo momento por los problemas de la moral práctica del hombre. Fue el primero que distinguió entre leyes humanas escritas y leyes no escritas. Entendió por leyes escritas aquellas que varían según los países y son promulgadas por los magistrados civiles. Las leyes no escritas, decía, son leyes inmutables, universales, cuya sanción lo lleva el individuo consigo mismo; son leyes promulgadas por la ciencia que es la voz de Dios, son leyes que sirven de fundamento a todas las otras leyes.


Sócrates tiene como fin único de sus investigaciones filosóficas mejorar moralmente al hombre, en tanto y en cuanto el hombre sea el poseedor de la sabiduría, toda vez que la sabiduría conduce a la virtud, y discernir qué bienes serán útiles para conseguir lo deseado es labor de la sabiduría. El hombre bueno es un hombre sabio y virtuoso; el hombre obra rectamente cuando conoce el bien, y al conocerlo es capaz de hacer el bien a sus semejantes. Sócrates decía: “Llamo en cambio vivir bien al hecho de alcanzar su fin por medio del estudio y del ejercicio y me parece que quienes se dedican a ello viven bien”.
Para Sócrates la felicidad es el valor principal hacia la cual convergen todas las acciones del hombre; esta felicidad se logra mediante el cumplimiento del deber y efectuando todo lo que sea útil para la propia felicidad, entendiéndose por útil el saber usar de las pasiones y de los instintos para bien de los demás y para la felicidad interior de las personas. En cambio, el placer, la sabiduría, etc., son valores secundarios.


La ética de Sócrates, es considerada como ética racionalista o intelectualista, pragmática o utilitarista, toda vez que el hombre virtuoso es hombre útil a sí mismo, a las demás personas y a la sociedad. Distinguió cuatro virtudes fundamentales: la sabiduría, la templanza, el valor o la fuerza y la justicia, unidas en una perfecta armonía.

La ética de Platón

La definición de felicidad que figura en el diccionario nos dice entre otras cosas, que la felicidad es el estado del ánimo de satisfacción y contento que se complace en la posesión de un bien.
Para Platón, la felicidad es posible cuando el hombre puede contemplar las esencias de las cosas que para este filósofo son las ideas de Dios. Se refiere a ver con el intelecto, más allá de la ilusión que nos ofrecen nuestros sentidos.

Platón reconoce que no se puede ser feliz sin ver la obra de Dios en el mundo que se manifiesta como modelo para la felicidad humana.
Para que el hombre pueda alcanzar la felicidad es necesario que se identifique con Dios practicando la virtud.
Nunca un ser humano podrá ser como Dios pero la tarea del hombre para ser feliz es parecerse a Él lo más que pueda por medio de la sabiduría; ya que los dioses se ocupan de cuidar a todos los que desean ser justos.
Platón consideraba que ofrecerle sacrificios a Dios y elevarle súplicas, para el hombre justo es la mejor forma de lograr una vida feliz, pero para los malvados estas ofrendas y pedidos no tienen eficacia.
El culto religioso y la virtud son por lo tanto en Platón los medios para ser dichoso en esta vida porque sólo los virtuosos pueden ser verdaderamente buenos y felices.
Para Platón la virtud es el conocimiento de lo que es realmente bueno para el hombre y la idea de lo que esa bueno no es relativa sino que es un valor absoluto, porque si no fuera así no podría ser objeto de conocimiento.
Oriente al respecto no difiere de occidente con su doctrina que propone la compasión como la principal virtud y el desapego o el fin de los deseos para lograr la felicidad.
Del mismo modo, la filosofía platónica describe al mundo sensible como ilusorio porque la verdadera realidad en primer lugar es la idea del bien.

Ethos Y Daimon

En primer lugar cabe decir que "daimon" en griego clásico no es demonio, al contrario, es el ángel bueno, el genio protector. Y "ethos", primeramente no es ética sino la morada humana. Heráclito, genial filósofo presocrático (500 a.C.), unió las dos palabras en el aforismo 119: "el ethos es el daimon del ser humano" vale decir, "la casa es el ángel protector del ser humano". Esta formulación esconde la llave para toda una construcción ética. Pero expliquemos porqué eso no es inmediatamente comprensible.Ethos/morada no está constituida simplemente por las cuatro paredes y el techo. Es el conjunto de las relaciones que el ser humano establece con el medio natural, separando un pedazo de el para que sea su morada, con los que habitan en la morada para que sean cooperativos y pacíficos, con el cántico sagrado, donde guardamos memorias queridas, la vela que arde a los santos de nuestra devoción, y con los vecinos para que haya mutua ayuda y gentileza. Morada es todo eso, por lo tanto, es un modo de ser de las personas y de las cosas. La morada para ser morada tiene que tener buena estrella. Eso provee el daimon, el genio bienhechor. El bien que el inspira hace de las cuatro paredes y del conjunto de las relaciones, la morada humana. Ahí nos sentimos bien, amamos y morimos. Y el daimon/ángel bueno, ¿que es? Sócrates que siempre se dejaba orientar por el, lo llama la "voz profética dentro de mi, proveniente de un poder superior" o también la "señal de Dios". Es la voz de la interioridad, aquel consejero de la conciencia que disuade o estimula, el sentimiento de lo conveniente y de lo justo en las palabras y en los actos, que se anuncian en todas las circunstancias de la vida, pequeñas o grandes. Todos poseen el daimon interior, ese ángel protector que nos aconseja siempre, dado tan objetivo como la libido, la inteligencia, el amor y el poder.Por lo que se desprende, Heráclito, como buen filósofo, deja atrás el sentido convencional de las palabras y capta su significado escondido: morada (ethos) termina siendo la ética y el ángel bueno (daimon), la inspiración para su existencia. Ser fiel a ese ángel bueno hace que moremos bien en la casa, la individual, la ciudad, el país y el planeta Tierra, la Casa Común. Todo lo que hagamos para que juntos se viva bien (felicidad) es ético y bueno, lo contrario es antiético y malo.los filósofos como Platón y Aristóteles, Kant y Habermas colocaron sistemas éticos, con normas entendidas por universales. La voz del ángel bueno no deja de hablar, pero es confundida con las otras mil voces, de las religiones, de las iglesias, de los estados y de otros maestros.